Lunes rockero: Requiem – Mägo de Oz

Hoy comienza, al mismo tiempo que una nueva semana, una nueva sección de música. Como el título indica, este apartado, que estará fechado, si todas las circunstancias que me rodean me lo permiten, los lunes, consistirá en la recomendación –como en el apartado de Joyas– de canciones de este estilo. Aunque sí he de decir que dentro del estilo de rock vamos a encuadrar desde el rock más suave hasta el más duro, pasando por los intermedios. El motivo es muy sencillo: es para no designar cada día a un estilo distinto. Así que, a partir de hoy, todos los lunes –siempre que sea posible–, daremos a luz un nuevo artículo que enmarque el ritmo de rock a este blog. Bien es verdad que yo mismo, como oyente, no soy tan oyente de rock, ni tan fan, como de otros estilos, pero sí he tenido una etapa muy heavy en mi vida, y de algo me acuerdo, y aún sigo amando ciertos grupos de rock, y de heavy, y de power metal, y de nu-metal, etc.

Dicho esto, vamos a empezar nuestra nueva sección con un tema cargado de guitarras, cargado de emoción, cargado de fuertes percusiones. Yo, que siempre me fijo en la letra de las canciones, siempre que estén en castellano, siento gran emoción al escuchar esta canción, tanta como al escuchar la voz del cantante, que siempre me ha encantado. Además, los toques propios de este grupo me hacen hervir la sangre de emoción.

La primera canción que expongo en esta nueva sección de música va a ser Requiem, de Mägo de Oz.

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Clásicos de la música I: Whitney Houston

Érase una vez, érase que se era, una pluma y un papel, una esfera pegada a un palo, un palo, a veces, con dejillo, érase una vez, hace mucho, mucho tiempo, un hito, un nacimiento, un papel con cinco líneas, un garabato en forma de ge, un sombrero de negro, una cabeza de blanco con un cuerpo delgado y tieso. Érase una vez la música, y con ella, los músicos, y con ellos, los cantantes, y con ellos, las canciones. Érase una vez una melodía impregnada de acordes consonantes. Érase una vez una armonía persiguiendo una voz, acompañándola a todas partes. Y érase, al fin y al cabo, un arte incomparable, lleno de vida, de alegría y tristeza, de emoción y de expresión, de melancolía, de mensajes.

Éranse una vez –y menos mal, por nuestro bien, que fueron– los Clásicos, con mayúsculas. No nos referimos a Mozart, no nos referimos a Beethoven, ni nos referimos a Chopin. Nos referimos con estos Clásicos, ni más ni menos, a los que han marcado un punto en la música del último siglo, la música popular, asequible a todo el mundo y con capaz de soltar dos lágrimas, una por cada ojo, a quien la escuchara.

Y, por fin, gracias a Ellos, érase este nuevo apartado de Gran Música: los Clásicos de la Música.

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Joya: Una canción para la Magdalena.

Es una de las mejores, no tengo ninguna duda acerca de esta opinión. Es una de las mejores canciones de amor que haya escrito el que la firma. Una canción de amor a una prostituta, toma, pero una tremenda canción de amor. Tanto la letra como la música son verdaderas joyas, y más cuando la voz la acompaña este piano.

Ya sé que ha aparecido varias veces Joaquín Sabina en este tema de las Joyas, pero creo que no puede pasar otra vez más con una letra del jienense. Ésta, ya os digo, es una de las mejores canciones que contiene su repertorio, y es una de las que marcan desde que un adolescente de catorce años, como era yo cuando lo descubrí, empieza a interesarse por su arte. Por eso, entre otras cosas, la considero una Joya digna de ocupar el lugar que le asigno en este tema, porque la letra hace que cualquiera que persiga la mejor canción de amor del mundo, se dé cuenta de que no necesariamente una canción de amor va dirigida a una bella mujer a la que el autor quiere mucho, o, en su defecto, a una bellísima mujer que no hace caso al autor –en ese caso es de desamor la canción, pero trata el mismo tema–. Esta canción, pues, marca en un tema tabú para algunos (el de las prostitutas) una bellísima historia de amor, por eso creo que es digna de ser escuchada atentamente.

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Joya: Lo Siento.

Retomamos la sección de Joyas después de varias semanas de silencio con una gran canción, una de las mejores canciones que he escuchado acompañada por un piano, una de las mejores voces femeninas –a mi gusto– que contiene el panorama musical actual. Laura Pausini, la italiana, y su canción Lo siento. Una letra deliciosa sobre una hija arrepintiéndose de haber tratado mal a su madre, una música deliciosa también acompañada por un piano y varias cuerdas que hacen del carácter musical algo más íntimo.

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Centenario de Karajan

El arte de dirigir consiste en saber cuándo abandonar la batuta para no molestar a la orquesta. Es una de las frases célebres que han marcado la permanencia de Herbert von Karajan en la dirección de orquestas. El músico ha sido uno de los mejores directores de orquestas que hemos tenido, dirigiendo durante treinta y cinco años la Orquesta Filarmónica de Berlín. Herbert cuenta con una extensísima producción, pues ha realizado 900 grabaciones y ha vendido en todo el mundo más de 200 millones de discos.

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