Manuel de Falla – Noche en los jardines de España

Buenas tardes a todos. Estamos, una vez más, ante el artículo sobre música clásica de todos los fines de semana, que llega a destiempo pero ha llegado y con muy buena compañía. Manuel de Falla, el gran compositor gaditano, uno de los grandes genios de la música, es el que acompañará, con su preciosa obra para piano y orquesta Noche en los jardines de España, una obra marcada perfectamente con ese acento andaluz y ese carácter español tan propio de toda la música de su tiempo.

Se trata de una obra de una dificultad superior a muchas otras españolas, aunque posiblemente inferior a otras, evidentemente, pero con una música bastante buena, una composición muy bien hecha y un piano impresionante. La pianista se llama Silvia Navarrete, y aunque no la conozco puedo decir que tiene una disciplina bastante bien cultivada.

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Tárrega – Capricho árabe

Buenas tardes. Sábado, fin de semana, y hora de hablar de música, en concreto, de música clásica, y más en concreto todavía, sobre guitarras románticas. Este artículo, o mejor dicho, el conocimiento de la obra que traigo para este artículo, para esta semana, se lo debo a una persona a la que aprecio mucho y que durante cuatro años fue mi profesor de música en el instituto y que hoy es mi alumno de piano.

Francisco Tárrega, músico de Villareal, compositor excelente y guitarrista de la segunda mitad del siglo XIX, Romanticismo en toda regla, mezclado con nacionalismos, al cual le debemos este legado musical, es el compositor que escribió, con un talento impresionante, el Capricho árabe para guitarra romántica.

La guitarra romántica, a diferencia de la clásica, era más grande, más pesada y, en consecuencia, más difícil de manejar en cuanto a posturas. La persona que me reveló a este compositor me explicó que la guitarra es un instrumento mucho más romántico que el piano, mucho más intimista, a la que se puede querer como a una novia, porque la interpretación de una obra para guitarra conlleva tener este instrumento entre tus brazos, agarrado, como si de un baile lento y pegado se tratase. De esa manera se sienten las vibraciones del sonido directamente en nuestro pecho, lo cual proporciona un placer nuevo, diferente al del piano, que nos afecta a los dedos y en ellos notamos las vibraciones de la música (también una sensación placentera). Por eso, quizá, el guitarrista pueda sentir la música de una manera distinta al pianista, más cercana y más suya, tratándose, por supuesto, de obras compuestas y pensadas para la ejecución de ese instrumento.

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Rachmaninoff – Concierto para piano nº 2

Buenos días a todos. Hoy, aunque es domingo, estoy aquí para hablar de la música clásica que se publica en este blog cada sábado: ayer tuve problemas con mi conexión a internet y no pude, por más que lo intenté, publicar este post aquí.

Para este fin de semana escogí, cuando hice, hace unos días, la lista de obras clásicas que se irían publicando en lo venidero, una obra a la que tengo mucho aprecio y que me gusta bastante. La primera vez que la escuché estaba en un examen de música en el instituto, lo recuerdo perfectamente, y el profesor dijo un título extraño y un nombre extraño, que nadie en la clase conocía, ni yo, que escuchaba música clásica. Pero más tarde me di cuenta de que este compositor era uno de mis preferidos, dentro del período romántico, y fue cuando empecé a buscar, una detrás de otra, todas sus obras. La pieza de la que hablo esta semana es un concierto para piano, en do menor, y es el segundo que escribió Sergei Rachmaninoff, de cuatro conciertos, a cada cual mejor, que tiene en todo su repertorio. Como curiosidad diré, aunque este no es el mejor momento, que el primer concierto para piano del compositor fue su primera obra, lo cual es increíble porque un concierto para piano y orquesta no lo escribe cualquiera, y menos uno con una calidad semejante.

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Ravel – Juegos de agua

Buenas noches. Hoy, después de algún tiempo sin hablar de esto, voy a iniciar de nuevo una “temporada” de esta serie de artículos dedicados de manera exclusiva a la música clásica. Las horas que ahora mismo corren, creo, son un momento bastante propicio para escuchar este tipo de música, algunos para relajarnos, otros simplemente para disfrutar del buen sonido de un piano y de unos acordes bien organizados con secuencias bien escritas, otros, en cambio, como utilizan muchos, para irse a la cama a dormir. Por mi parte, la mejor intención es la de hacer que la gente disfrute y escuche obras que no suelen ser demasiado escuchadas entre los oyentes de todo el mundo, ya que la música clásica, en general, cada vez se escucha menos, cada vez hay menos conciertos y cada vez hay menos músicos buenos.

Para reabrir esta sección, que seguirá abierta durante un buen tiempo (tengo obras anotadas para todas las semanas durante tres o cuatro meses), he seleccionado una de mis piezas favoritas de piano, muy difícil, por cierto, pero con un efecto impresionante en el oído, en el corazón de algunos. Se trata de la composición para piano titulada Jeux d’eau, juegos de agua, del compositor francés Maurice Ravel, impresionista, uno de los más importantes de principios del siglo XX.

Reconocido generalmente por el Bolero, una obra con una estructura similar en toda su forma, que va aumentando la intensidad hasta culminar en un fortísimo con tambores, el compositor francés marca en sus obras un conjunto de sensaciones que el oyente llega a percibir con la simple combinación de sonidos, sucesivos, perfectos. La obra que vamos a escuchar esta noche simboliza perfectamente el agua en perpetuo movimiento, como si alguien estuviese tirando piedras, agitando las manos mientras se dedica a sí mismo un baño de verano, provocando así que las ondas vayan y vengan de un lado a otro. Esto lo consigue utilizando permanentes arpegios, usando una melodía que sube y baja continua y constantemente, con un sonido fino, fortes inesperados y pianísimos repentinos que, al contrastar y hacer vibrar las cuerdas del arpa, emiten una sensación que pocos compositores logran hacer.

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Mozart – La Reina de la noche

Buenas tardes. Hoy, en nuestra sección de música clásica, la seleccionada para todos los sábados, vamos a escuchar una pieza muy, pero que muy especial, tanto para mí como para la historia de la música en general, porque es una de las más conocidas del compositor, del género y de la época en que fue compuesta. Se trata de una de las obras maestras de la música de todos los tiempos, perteneciente a la época clásica, y compuesta de la mano de Wolfgang Amadeus Mozart, el niño prodigio, uno de los mejores compositores que hayan existido a lo largo de los tiempos. La obra es la famosísima ópera La flauta mágica.

Esta ópera es una de las más conocidas en todo el mundo, no sólo del compositor, sino de todo el género. Fue encargada por un compañero masón, una sociedad secreta a la que el compositor pertenecía. A lo largo de la composición se van sucediendo multitud de arias y diálogos, cada cual más bueno. Y he de decir que yo nunca fui partidario de escuchar ópera, pero desde que vi ésta siento algo especial hacia el género. Lo más característico, y quizá lo más famoso de la obra, con creces, son las dos Arias de la Reina de la Noche. Ésta es un personaje que aparece sólo dos veces a lo largo de la obra y canta una composición, que es la conocida como Aria, dedicada a una voz de mujer llamada soprano coloratura, que es una soprano capaz de hacer grandes articulaciones y entonar sonidos agudísimos con una facilidad superior a las demás sopranos. Sabrán, supongo, que la voz de la soprano es la más aguda de las voces, la voz aguda de la mujer. Pero, además de ser la más aguda y, por tanto, difícil de alcanzar, la soprano coloratura es capaz de articular y de hacer grandes melodías con multitud de notas en los tonos más agudos posibles. Así que la obra tiene un grado de dificultad bastante elevado.

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Liszt – Mazzeppa

Buenas tardes. Volvemos a estar una semana más en nuestra sección de música clásica, vamos a cultivarnos un poco con los grandes compositores de la historia. Hoy nos toca hablar del gran Franz Liszt. Ya he hablado de él en algunas ocasiones en este blog y en esta misma categoría, pero es que es un compositor cuyas obras no se pueden dejar escapar, y es necesario dedicarle más de un comentario. Lo que hoy vamos a escuchar pertenece a sus Estudios de Ejecución Trascendental, y es, concretamente, el estudio número 4, más conocido como Mazzeppa. Es, quizás, una de las obras más difíciles que se han compuesto para el repertorio pianístico, la cual requiere una técnica extremadamente avanzada, al mismo tiempo que una mentalidad bastante clara y una visión de la música bastante abierta y formada para lograr una buena interpretación, como es la que nos ofrece en el vídeo que veremos el pianista Boris Berezovsky.

La obra en sí es de una lectura bastante difícil. Sólo la lectura ya supone un grave problema, así que imagínense la dificultad de su interpretación y de su ejecución. Es una obra de las que pueden hacer daño si no se tocan como es debido. Tiene, como es normal en la época de Franz Liszt, un carácter puramente romántico, con fuerte intensidad, con un sentimiento marcado por el compositor desde el primer hasta el último compás. Pero además de tener tanto material para impresionar en tan pocos minutos de música, tiene un fragmento más tranquilo que nos estabiliza, pues con tanta tensión no se podría aguantar la obra completa. Son seis minutos cargados de intensidad musical y emocional, con impresionantes saltos en el teclado, con grandes ataques difíciles de conseguir.

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Haydn – Sinfonía Oxford

Doy la bienvenida a los seguidores de la música clásica recomendada en nuestro blog de música una semana más. Hoy voy a hablarles de un compositor muy, pero que muy especial de su época, que ha influido en mucho de lo que vino después, incluso en uno de los grandes genios de la música –Beethoven–. Hablo del gran compositor Haydn (1732 – 1809), el maestro del clasicismo y de la perfección. No recuerdo haber hablado, desde que comenzó esta sección hace ya mucho tiempo, de este compositor, porque mis gustos por la música clásica nunca han estado demasiado desviados hacia Haydn, siempre han estado más ligados a Mozart o al período clásico de Beethoven, pero ya era hora, esta tarde, de hablar del gran Haydn, que aunque no lo he nombrado mucho, hay bastantes cosas que decir sobre él.

Vamos a escuchar este fin de semana una obra que me ha parecido desde que la he escuchado, no hace mucho –hará unas tres semanas, más o menos–, por primera vez una verdadera maravilla. Se trata de una de las últimas sinfonías que compuso, de esas en las que la perfección ya era, valgan las redundancias, más que perfecta. Me refiero a la Sinfonía nº 92 en sol mayor, Oxford. Esta sinfonía, como sabrán ya por los artículos anteriores sobre el tema, consta de varios movimientos, como todas las demás. Y el que vamos a escuchar hoy es el segundo, un movimiento lento y, prepárense, largo, que seguro que les cautivará si lo escuchan detenida y pacientemente.

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Bach – Variaciones Goldberg

Vamos a hablar este fin de semana en nuestra sección de Música Clásica sobre uno de los grandes genios de la música, como ya hemos hablado otras veces, pero hoy con una obra especial. Se trata del gran Johann Sebastian Bach, el gran compositor del período barroco, y una de sus obras más reconocidas: las Variaciones Goldberg.

Terminada en 1742, las Variaciones Goldberg son una obra fundamental a los oídos de cualquier músico, pero sobre todo de cualquier pianista. Se trata de una composición formada por un tema principal, del cual se hacen después treinta variaciones diferentes, cada una con su carácter, unas fuertes, otras suaves, unas enérgicas, otras relajadas, unas con mayor velocidad y otras con menor velocidad. Todo esto hace de Bach, como siempre le sucedió con esta técnica, un verdadero maestro de la música. La técnica que utiliza, supongo que la saben por las veces que se habrán citado a lo largo de nuestros comentarios, se llama contrapunto. Consiste éste, explico muy brevemente, en contraponer melodías diferentes siguiendo un mismo esquema, con diferentes voces, cada una de las cuales habla por sí sola. De esa manera, podemos encontrar obras de tres, cuatro, cinco, seis voces que hablan cada una por su cuenta, lo que hace que la interpretación de la música barroca sea bastante difícil a estas alturas, porque para destacar el tema principal en la voz que le corresponde hace falta verdadera técnica pianística. También utiliza Bach, como ya he dicho arriba, un tema principal que puede estar en boca de cualquiera de las voces, y eso es lo realmente difícil de su interpretación, buscar el modo de que la voz que lleva el tema principal y que está cantándolo en ese momento suene más que la voz que lleva un contrapunto de acompañamiento. Este sistema se puede apreciar muy bien en las fugas. Por ejemplo, en la ya citada en otro artículo Toccata y Fuga en Re menor para órgano.

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Rossini – Obertura del Barbero de Sevilla

Muy buenos días a todos, para algunos, buenas noches aún –que aún duerman plácidamente–. Hoy, sábado, os voy a hablar de una pieza musical de especial importancia para mí. Me refiero a la famosa Obertura que precede a la gran ópera El Barbero de Sevilla, compuesta por el italiano Gioacchino Rossini. Es habitual también oír esta pieza como parte de un concierto, por el mero hecho de que es instrumental y tiene carácter de concierto.

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Beethoven – Appassionata

Vamos a dedicar el artículo de esta semana de música clásica a una verdadera obra maestra. Vamos a hablar de una sonata que compuso uno de los grandes compositores de toda la historia: Beethoven. Se trata de la sonata para piano número 23 en fa menor, opus 57, más conocida como la Appassionata. Es, para … Leer más