Rajmáninov – Preludio en sol sostenido menor

Hoy vamos a hablar, dentro de nuestra sección destinada todos los sábados a la música clásica en general –y al piano en particular, normalmente–, de uno de los grandes compositores de finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. El gran pianista, una persona que tenía una mano enorme y una capacidad para componer increíble, reflejando en su música todas las desgracias que le tocó vivir, que fueron muchas, tiene por nombre Sergéi y por apellido el de todos conocido: Rajmáninov. Puede llamarse al compositor de diferentes maneras, diferentes transcripciones del ruso al castellano de su apellido y de su nombre, como Sergey o Serge, o como Rachmaninoff o Rachmaninov, pero en definitiva no importa cómo se le llame, siempre que se le reconozca, y por su estilo se le reconoce. Ese estilo desgarrado, siempre triste, de carácter fuerte y melancólico, es única y exclusivamente producto de su forma de componer.

La obra que vamos a ver esta semana es un preludio, uno de los muchos que compuso. Es el Preludio en sol sostenido menor para piano, una obra increíblemente difícil y bonita, gran combinación desde el punto de vista pianístico y caprichoso de preferencia romántica.

Hoy, una eminencia al piano también nos acompaña: Vladimir Horowitz. La interpretación que hace el pianista de esta obra es magistral, la técnica es exquisita, y su carácter único. Ya, desde la primera vez que escuché este preludio, me encantó, como casi toda la obra de Rajmáninov, pero estaba en manos de Richter, y a mí, personalmente, ese pianista no me gusta tanto como el que hoy les presento. Horowitz, en cambio, tiene una forma de tocar mucho más natural, bajo mi sincero punto de vista, una forma más relajada –no se mueve un milímetro y sus manos no parecen hacer movimientos bruscos como las de Richter– y con mejor sonido. No estoy diciendo, con esto, que el otro pianista sea malo, todo lo contrario: es uno de los más grandes pianistas que hayan existido en todos los tiempos, y además era ejemplar, pero la mano de Horowitz también es algo especial y ejemplar. Opiniones aparte, creo que esta obra es esencial para cualquiera que quiera conocer el mundo musical del piano en aquella época. Creo que no hay un compositor que más vaya a enganchar a cualquier oyente del género.

Pueden encontrar también, los curiosos o interesados o, simplemente, entendidos del tema que quieran buscar al otro pianista porque éste les resulte peor, el mismo preludio interpretado por el otro pianista citado, Richter, en Youtube. Pero para este artículo he decidido poner el vídeo de Horowitz porque creo que se adapta más a mi forma de ver la música, a mi forma de ver el piano y a mi concepción de belleza. El libro de los gustos, suele decirse, ¿no?, está en blanco. Hoy acabo de escribir unas líneas en ese papel en blanco, si otros quieren, también podrán hacerlo.

Espero, pues, que disfruten de la interpretación de Vladimir Horowitz. Les dejo con él y el Preludio en sol sostenido menor de Sergéi Rajmáninov. Un placer hablarles de música. Nos vemos el sábado próximo.

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