Buenas tardes a todos. Volvemos a hablar de música, volvemos a los Clásicos de la Música, que van ya por el número veintiuno, y traigo a un clásico muy especial para mí por un motivo muy específico y concreto: Bryam Adams, un cantante canadiense de rock que nació un 5 de noviembre, en el año 1959, y que empezó a moverse por el difícil mundo de la música en el año 1979, con veinte años de edad, un verdadero logro para cualquier artista de calidad.
La canción que vamos a escuchar de esta voz medio ronca, medio aguda, se titula (Everything I do) I do it for you. Se trata de una canción cuyo principal acompañamiento, el piano, tiene un carácter puramente melancólico, y cuya voz entona una melodía con un tono muy difícil de alcanzar (en las partituras recuerdo un sol agudo, que para la inmensa mayoría de los cantantes es muy, pero que muy difícil alcanzar sin hacer falsete, y aun recurriendo a este modo de emplear la voz), una melodía basada en pocos acordes pero que, sin embargo, por el ritmo lento y sereno del piano, por la entrada repentina de la batería y por el ambiente que se genera, gracias a ello, desde el principio, nos envuelve en la canción desde el primer hasta el último acorde (esto no siempre sucede). Además de eso, una letra de esas que tanto gustan ahora y que hablan únicamente del amor con tres o cuatro frases que ocupan toda la canción, completa la pieza.
Conocí esta canción sin saber el nombre del artista, sino por unas partituras que encontré para piano, guitarra y voz, que transcribía, a mi gusto, bastante bien lo que hace el piano en esta grabación. Desde entonces comprendí que el sol agudo es difícil de alcanzar (no es el único artista que lo alcanza, pues otros con muy poca voz también logran llegar a ese tono, pero no deja de ser extremadamente difícil).
El disco que contiene esta canción, un recopilatorio titulado So far so good, fue editado en el año 1993 con un nuevo tema que llevaba por título Please Forgive Me (quizá más adelante hablemos de esta canción, también de placentero oír). Por otra parte, también hay que decir algo interesante de la canción que a continuación escucharemos: formó parte de la banda sonora original de la película Robin Hood, príncipe de los ladrones, protagonizada por Kevin Costner y que fue nominada a los Premios Óscar en 1992 como mejor música.
Bueno, pues dicho esto, creo que merece la pena escuchar la canción de la que he estado hablando hasta ahora. La voz y el piano, para mi gusto, son los dos mejores aspectos. Habrá quien también se fije en la letra, pero yo prefiero no ceñirme a ese tema porque, como ya he dicho en otras muchas ocasiones, está en inglés, y yo me ciño a las letras en español, que son las que puedo juzgar de buenas o malas. Esta canción siempre me pareció deliciosa para un momento romántico, de amor, y creo que estarán de acuerdo conmigo en esta opinión. Espero, pues, que les guste.
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Me encanta las canciones de dryam adams