Vivaldi – Invierno

Aunque tarde, ha llegado el momento de hablar de música clásica. Este post debería pertenecer a la tarde del sábado, pero por causas naturales y personales, no pudo ser, de modo que hoy –en España, mañana de domingo– lo tenemos aquí.

Como muchos recordarán, dije en artículos anteriores que no se debía llamar música clásica a todo lo que englobase este estilo, que había que identificar la música barroca, distinguirla de la música clásica y de la música romántica, saber que no tiene nada que ver con la música impresionista, eso entre otros muchos estilos, como el nacionalista, independiente de por sí. Con esto quiero referirme a que este artículo, como en contadas ocasiones llevamos ya en nuestra sección, no es de música clásica, sino de música barroca. Vivaldi, ni más ni menos.

La obra de hoy es un concierto para cuerdas, compuesto en fa menor, y es el cuarto concierto de Las Estaciones de Vivaldi. Aprovecho la ocasión para aclarar también que el hecho de hablar de las Estaciones de Vivaldi no necesariamente ha de hacer referencia a la famosa Primavera que todo el mundo conoce, muchos por anuncios de televisión. La Primavera es el primero de los cuatro conciertos, y el fragmento que todo el mundo conoce es la primera de las tres partes –cada concierto consta de tres partes, tres movimientos, uno rápido, otro lento y otro más rápido que el primero–. En esta ocasión, hablando ya del Invierno, como no vamos a poner todo el concierto entero, porque, aunque no dure demasiado tiempo –sólo unos quince minutos–, es conveniente que vean este fragmento y si les gusta, vayan a buscar los otros dos, hablando del Invierno, decía, he decidido exponer el vídeo del primer movimiento, que es quizá el más conocido de los tres y el más bonito. Se trata de un movimiento algo rápido que se llama “Allegro non molto”, y es un ritmo moderado, rápido, pero no tan rápido como, si lo ven lo sabrán, es el ritmo del tercer movimiento de este concierto.

Por último, hacer ciertas aclaraciones. Dadas por conocidas las características del Barroco musical –bajo continuo y contrapunto, sobre todo–, he de recomendar ciertos prejuicios que se han de tener para escuchar bien y disfrutar esta obra. Fíjense en el título, Invierno. Por tanto, imagínense un invierno frío, muy frío, en el que llueve sin cesar. Básicamente esa es la concepción principal de la obra. Podrán notar, si se concentran en la música, las gotas de agua al caer, las tempestades fuertes en la parte cumbre del movimiento, incluso podrán notar algunos granizos si se empeñan.

La primera vez que escuché esta obra, lo recuerdo, fue gracias a una edición que hacía un periódico –quizá el Diario de Cádiz, por ser mi tierra, o El País, por ser un periódico que genera muchas promociones–, una edición llamada Clásicos Inmortales, en la que venía un CD a la semana. El primero de ellos fue el de Vivaldi, y contenía las Cuatro Estaciones completas. La primera impresión que tuve fue, simplemente, que la música sonaba bien. Pero no llegué a percibir las gotas de lluvia al caer, como he indicado más arriba. Pero una vez que me dijeron que se podían identificar, lo intenté. La alegría fue grande cuando, en medio de tantos violines, violas y demás cuerdas componentes de la orquesta, encontré la lluvia cayendo.

Espero que ustedes también lo disfruten como lo hice yo aquel día.

Vivaldi – Invierno

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