Rubinstein toca a Franz Liszt

El nocturno de Franz Liszt subtitulado Sueño de amor, es una de las más deliciosas piezas musicales románticas que –a mi gusto y opinión personales– se hayan compuesto para piano. Tiene de todo: desde finura y riqueza de color hasta brusquedad y golpes de brazo, desde melancolía sobre una melodía refinada hasta una melodía fuerte y cargada de pasión, desde tranquilidad hasta, en definitiva, tensión, tanto sonora como sensitiva. Además, las manos de Rubinstein, a quien se le podría llamar El Pianista, así, con mayúsculas, sólo por ser quien era. El mismísimo Daniel Barenboim, otro Pianista con mayúsculas, incluso en cursiva, dijo en una entrevista que su forma de tocar –la de Rubinstein– era “tan natural que a uno le parece un juego de niños”. No obstante, cuando uno intenta buscar en una obra de Chopin, de Liszt o incluso del clásico Mozart un toque parecido –nunca igual, es imposible– al del propio Arthur Rubinstein, se da cuenta, como también dijo Daniel, “de cuán difícil es lo aparentemente fácil”.

Es Rubinstein tan famoso tanto por su forma de tocar, dando un toque más que propio a la música que habían compuesto los grandes músicos tanto alemanes como españoles, como por sus curiosas anécdotas. Se dice que en un concierto en el que estaba ofreciendo una interpretación magistral de la Appasionata de Beethoven, al final del tercer movimiento, la banqueta se rompió y el pianista continuó tocando sin apenas inmutarse y sin parar, dando las notas exactas, medio de pie, y sin perder la cordura. Terminó, pues, la sonata de la misma forma que la había empezado: magistralmente.

En este caso, el pianista no toca una obra de Chopin, en cuya interpretación era especialista por haber dado a todo su repertorio un carácter nuevo, desprovisto de la sensibilidad del propio Frédéric Chopin y cargada con su sensibilidad, tan nueva como su aportación a la interpretación pianística. En este caso lo que toca es el Sueño de amor de Franz Liszt, otro compositor romántico que se encuentra entre los mejores de su época. Además, la técnica pianística es válida a la hora de tocar el piano, no a la hora de interpretar ciertas piezas, porque si no sería técnica nocturna, técnica de sonata, técnica valsada, o algo por el estilo. Así que técnica pianística sirve para tocar el piano, y para tocar el piano como lo toca este maestro, hay que tener un enorme ingenio. Véanlo ustedes mismos en la interpretación del nocturno de Franz Liszt.

Podrán contemplar la tranquilidad que presenta el pianista en su rostro, sin inmutarse siquiera de que está tocando una obra fuerte –porque es fuerte en su parte más intensa, y aunque en su parte más suave sea más tranquila, no deja de estar cargada de una tensión increíble–. Escuchen cómo liga las notas, vean que sus brazos apenas se mueven –lo cual da la talla de gran pianista–, y fíjense, pese a todos los aspectos ya nombrados y renombrados, aquellos que no tienen mucha idea de técnica musical, en la música, en nada más. Es una preciosidad, es una joya, es exquisita esta obra. Merece la pena. Palabra…

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9 comentarios en «Rubinstein toca a Franz Liszt»

  1. Dios los bendiga hermanos y la paz del señor este con ustedes me gusta mucho la misica clasica pero es muy difisil encontrarla en alabanzas y me gustaria que me ayudaran a que fuera mas facil porque todo lo del mundo es facil y rapido y las cosas hermosas del señor las ponen dificil ayudeneme q eu este medio se a mas facil para la gente del mundo dios les bendiga sienmpre gracias

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  2. La verdad, es que es un gran Sueño de Amor, interpretado por la sensiblidad y el carácter de un hombre, que dijo algún día de ser pianista y gracias a él, soñar por el mágnifico mundo de la música de Liszt.

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  3. Me parece que lamusica de sueño de añor es una delicia para el alma Gracias Franz Liszt por tus hermosas creaciones Dios te doto de un gran talento,ojala muchos pudieran apreciar la verdadera musica .que Dios bendija a todos,

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  4. Las breves obras maestras como Sueno de Amor de Liszt, Claro de Luna de Beethoven o Claro de Luna de Claude Debussy y desde luego, las de Mozart, son manjares para dioses que por beatitud divina, podemos disfrutar los humanos. Y con las ejecuciones de Rubinstein o de Horowitz, para citar a dos grandes SUPERVIRTUOSOS del Siglo XX, se vuelven electrizantes y nos retornan al EDEN.
    MARZO DEL 2009.

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